El Parque arqueológico de El Cabo tiene su base en la recreación a escala natural de un poblado ibérico de calle central, ya desaparecido, con unas cuarenta casas de planta rectangular de unos 20-25 m2 de superficie, subdivididas a menudo en pequeños espacios interiores. Con toda probabilidad estas viviendas tenían dos plantas o, al menos, un altillo superior. El poblado tenía un recinto amurallado con un grueso paramento escalonado en la parte más baja del mismo, torreones defensivos, una estrecha entrada en recodo y un camino de ronda perimetral con algunos accesos desde el exterior. En la parte más elevada del poblado se ubican los dos espacios de mayores dimensiones, probablemente la vivienda de la familia principal del asentamiento y junto a ella una amplia dependencia, quizás de uso público o destinada a almacén.
El poblado de El Cabo, excavado por J.A. Benavente y F. Galve, está siendo objeto de reconstrucción y recreación desde el año 2000 mediante programas formativos para jóvenes financiados por el INAEM y forma parte de un innovador complejo arqueológico que contará, además, con un Centro de Visitantes y un área de arqueología experimental actualmente en fase de construcción.