El hábitat del Cabezo de San Pedro parece diferenciado claramente en dos zonas. La primera de ellas corresponde a un recinto fortificado que aprovecha las condiciones naturales del terreno al situarse al extremo de un cerro. Un gran cortado le protege por un lado, mientras el único acceso viable presenta importantes estructuras defensivas claramente monumentales con un gran foso, una doble línea de murallas (la primera de ellas de 4 m. de anchura), un camino de ronda y varios torreones de planta circular de los cuales uno conserva una altura de más de 13 m. Este impresionante conjunto fortificado parece desempeñar un papel preferentemente militar, de control de accesos y vías de comunicación, en la protección de otros núcleos ibéricos próximos dedicados posiblemente a actividades agropecuarias. La segunda de las zonas se extiende fuera del área protegida por las murallas y presenta unas dimensiones mucho mayores, en torno a 1,7 hectáreas.
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