Durante las últimas semanas se ha realizado en el impresionante yacimiento ibero-romano de San Pedro de Oliete (Teruel), declarado Bien de Interés Cultural en 2001, una serie de trabajos arqueológicos encaminados tanto a documentar la presencia de estratigrafías, niveles y estructuras dentro y fuera del recinto fortificado, como a la retirada de rellenos procedentes de las intervenciones realizadas en la última década del siglo pasado. Tras la reciente redacción de un Plan Director sobre el yacimiento, elaborado por la arqueóloga Sara Azuara, por encargo del Museo de Teruel, se han iniciado los primeros trabajos de una nueva fase de investigación, recuperación y puesta en valor de esta enorme fortaleza ibérica que se prevé continuarán en los próximos años. El Cabezo de San Pedro de Oliete conserva unas estructuras defensivas de época ibérica únicas en su género: varios torreones (uno de ellos de 13 metros de altura que constituye la construcción más alta de esta época conservada en nuestra península), dos líneas de muralla y un doble foso que protegen una extensa área urbana de unos 5.000 m2 ubicada junto a un elevado escarpe rocoso desde el que se domina un extenso territorio y un largo tramo del río Martin con cuyo control cabe relacionar esta gran fortificación. Las monumentales estructuras defensivas de este yacimiento y sus peculiares características, así como la cronología de su construcción en el siglo III a.C., han sido relacionadas por los investigadores Jaime Vicente y Carmen Escriche con los conflictos bélicos de esa época en el Mediterráneo Occidental y, más en concreto, con la segunda Guerra Púnica y la posible utilización de nueva maquinaria bélica y de asedio entre cartagineses y romanos (catapultas, torres de asedio, etc.) desconocidas hasta entonces en esta zona. Los datos obtenidos hasta el momento parecen confirmar, no obstante, que el asentamiento fortificado perdura hasta mediados del siglo I a.C. Los trabajos de la nueva fase de intervención en el yacimiento de San Pedro han sido dirigidos y realizados por los arqueólogos Jaime Vicente, Beatriz Ezquerra y Sara Azuara, del Museo de Teruel, con la participación de varios operarios y la utilización de maquinaria para la retirada de parte de las enormes acumulaciones de piedras. Los trabajos, cuyos resultados serán dados a conocer en detalle próximamente por los arqueólogos citados, se inscriben dentro de los programas de actuación del Parque Cultural del río Martín, que ha financiado parte de los trabajos, y del programa de investigación del Consorcio Patrimonio Ibérico de Aragón en cuya Ruta de los Iberos se incluyen el yacimiento de San Pedro y El Palomar de Oliete, entre otros.